martes, 4 de octubre de 2011

DESDE MI CELDA

Asomaba a sus ojos una lágrima,
y a mi labio una frase de perdón.
Habló el orgullo y enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino, ella por otro,
pero al pensar en nuestro mutuo amor
yo digo aún: ¿Por qué callé aquel día?.
Y ella dirá: ¿Por qué no lloré yo?.

GUSTAVO ADOLFO BECQUER

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